Las relaciones con nuestros pies, un tanto desplazadas. O con sus pies, con la luz que nos llega al subsuelo. La que no entra en nuestra caverna, otros la pisan,dudosa.
Aplíquese a la luz que llega al suelo del sotano, que nosotros pisamos y apenas pisamos nuestra tenue sombra. Aplíquese también a locales con vanos a dos calles de diferentes niveles: Nuestros pies y la luz se ponen a jugar eschéricos, aunque la luz está siempre muy atenta a los campos gravitatorios. No así nuestra mirada.
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