Como los hombres, intentan mantenerse erguidos sobre lomas o sobre terrazas solitarias. Lo que diferencia a éstas últimas es la cabeza de Ozymandias: "No te quepa duda; por aquí estuvo alguien que pensaba que era alguien".
Pero estos pinos son una cabellera afectada de tiña. Andan buscando una litografía de otros tiempos. Una ilustración para la higiene pública o para la explotación racional de los recursos. Los días de niebla, a la cabellera de los pinos se le añade una borra como de procesionaria atmosférica. La nava es el escenario de una desolación menor. Vuelve al coche, que había dejado a la derecha de la carretera, junto a un bidón de vocación incongruente, y lo pone en marcha. Ya no hay más pinos y ni siquiera más niebla. Un cuervo ni se inmuta a su paso. Es un poblador consecuente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario