jueves, octubre 12, 2006

Malpaís

Abrupto horizontal y de repente una tormenta liberada como con el hígado comido. Se lleva la tierra y no hay un cauce que imponga mejor orden. Somos ocres en un campo de agua que llena el aire. Nos lo habían advertido. Sabemos donde está la carretera, pero al escampar sigue corriendo el agua y el barro sobre un asfalto lavado como un resto paleozoico. Somos un sudor de la tierra. Además tenemos sed.
Arnulfo Alirón, Memorias de un maestro voluntarioso, Madrid, Tejavana, 1983.

No hay comentarios: