Doblar la rama para poder cortarle la punta. O intentarlo con la escalera, que es emblema de inseguridad. Al final se soluciona con ayuda. Logramos pasar un cuerda y un cable más resistente. Caen las puntas con sus piñas resinosas, que venían pringando todo. Pero ahora se nos plantea el reto de piñas en ramas más altas. Una obsesión o una manía que deberemos disolver o a la que deberemos poner un lema: “plus ultra” o “altius, fortius”, o algo así.
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