Hemos tenido tormenta a la ida y a la vuelta. La lluvia ha lavado el parabrisas al precio de convertirlo en una barrera traslúcida y engañosa. Hemos visto luego la tormenta a nuestra izquierda como en una amenaza pictórica, goyesca, tal vez inconcreta y eléctrica.
Ahora dudamos acerca de los faros. ¿Los apagamos o los dejamos encendidos? Me refiero a la romería que seguimos y a aquélla con la nos cruzamos, que tal vez haya conocido otra tormenta. O la misma tormenta, que esto nunca se sabe, por lo de inconcreto.
Ahora dudamos acerca de los faros. ¿Los apagamos o los dejamos encendidos? Me refiero a la romería que seguimos y a aquélla con la nos cruzamos, que tal vez haya conocido otra tormenta. O la misma tormenta, que esto nunca se sabe, por lo de inconcreto.
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