Malacostumbrados por la escala de la Ibérica, se nos hacen anchas y largas las que caminamos, concluidas en un faro, dotadas de una construcción aislada o adornadas de unos pinos, pocos ante el mal tiempo que es usual.
Por ello, los recovecos se nos hacen geosinclinales o, más modernamente, promisorias cuencas oceánicas que recibirán nombres portentosos en los cartularios del futuro. Por ello también, y en justa y poética complementariedad, ciertas funciones orgánicas se ven aceleradas, aguas mayores y menores, las cuales como a aquél la magdalena, nos traen tantos recuerdos y urgencias.
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