El valle del Iregua es conglomerado y luego las calizas. Aunque fueron las calizas y luego los conglomerados. Lo cierto es que, cuando el valle se estrech,a los montes se cubren de arbolado que se despeja en paredes o en parajes despejados como en Nestares y Torrecilla o, más arriba, en Lumbreras. La historia de las rocas tiene un modelo a escala en el tipo de aprovechamiento económico prepoderante, que muchas veces no era sino hacer de la necesidad virtud (lo que no es más que la negación simple y realista de la ciencia microeconómica). El bosque aniquilado, llegan vacas y ovejas que ha poco que también se fueron para que vayan volviendo los bosques, etc., etc.
La caliza ha dado lugar también a conocidas cuevas visitables o escondidas. No faltarán adjudicaciones de las mismas a episodios sospechosamente universales de la Guerra de la Independencia, nuestra guerra nacional favorita en materia espeleológica. Nada que ver con la Cueva de los Franceses cerca de Aguilar de Campoo, donde, by the way y según la época, sobre el suelo -que es el tejado de la cueva- el visitante se hartará de asistir al esplendor, tan simultáneo a la caída, de la populosa Parnassius Apollo.
Regresaremos a las cuevas cameranas. Con el carburo a pleno día, pero sin buscar a nadie. Y, además, eso será otra historia.
La caliza ha dado lugar también a conocidas cuevas visitables o escondidas. No faltarán adjudicaciones de las mismas a episodios sospechosamente universales de la Guerra de la Independencia, nuestra guerra nacional favorita en materia espeleológica. Nada que ver con la Cueva de los Franceses cerca de Aguilar de Campoo, donde, by the way y según la época, sobre el suelo -que es el tejado de la cueva- el visitante se hartará de asistir al esplendor, tan simultáneo a la caída, de la populosa Parnassius Apollo.
Regresaremos a las cuevas cameranas. Con el carburo a pleno día, pero sin buscar a nadie. Y, además, eso será otra historia.
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