Su labor pausada e incansable o su furia subitánea e incontrolable. O el tremedal que a nuestros pies indica que estamos rodeados, en un pozo extenso como un campo de fútbol con las instalaciones anejas. Pero arriba el viento nos dará en la cara y nos traerá lo que hay al otro lado del valle, no tan lejos.
Preferimos los caprichos del tiempo que sorteó la determinación del río que deshizo estas rocas e hizo este suelo, del que no podemos fiarnos. Que nos mira con un fastidio indisimulado.
Arnulfo Alirón, Memorias de un maestro voluntarioso, Madrid, Tejavana, 1983.
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