lunes, abril 21, 2008

Sopitaño

En el patio del colegio, al pie de los chopos de la hilera de chopos y de un día para otro, han salido setas. Algunos niños se han complacido en chafarlas de patada certera; otros en mostrársela a los padres que les acercan a la hilera que han de guardar antes de entrar a las aulas.
Las setas sorprenden siempre, porque el cálculo y predicción de sus precisos ritmos matemáticos reúnen factores que abarcan una región no despreciable del universo accesible a la vista y a ciertos métodos de detección más lentos, pero no menos trabajosos. Por eso, las setas son como la real gana y, prácticamente, como la libertad.

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