Todavía en el invierno o ya en primavera, una tarde nos sorprende por una viveza que es de clara orientación sexual. Un despertar que podemos asignar al ciclo de las estaciones y a otras armonías fantásticas. Salvo lo que disponga la edad o hechos que de lejos son triviales, como estar esa tarde de médicos o alguna otra circunstancia similar.
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