sábado, mayo 03, 2008

Cota

En su infinita sabiduría, las multitudes han ocupado los dos brazos de la cruz que no pierden cota y tal vez el que hacia el Este, que no sabría decirlo. En nuestra singularidad, nos hemos acercado por el cuarto y parece que vemos menos.
Lo que hay que ver son unos volatineros y dioses en grúua o máquina que cuelgan y descuelgan con la alegría de aquel tiempo en que lo sublime y otros rasgos infantiloides se conocían bajo la denominación de lo grande. La coartada patriótica y dramática se disuelve intelectualmente en una suerte de película de Antonio Mercero
La diosa frigia, como si llevara gorro frigio, mira para otro lado y nosotros nos vamos por donde la multitud afloja. Como hemos caminado por la calzada de Neptuno a Cibeles y luego por la Gran Vía, es posible que sin saberlo estemos celebrando algún otro acontecimiento francés muy nombrado. A la altura de Chicote, pisamos la acera, que no se sabe nunca...

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