Las aguas turbias y las búsquedas por el tacto. El pantano y algunos ríos ofrecen un reino opaco en los días más transparentes del verano, días que se tiñen de los tonos ocres de la memoria y del sabor de boca de otros veranos con un ahogado o con excursiones que bordean la Peña de la Mujer Muerta, como paseos que se acercasen a Villa Isabel, a sus cenadores abandonados, que es el abandono lo que define a los lugares que visita, hipócrita, la memoria.
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