sábado, diciembre 02, 2006

Valles sin salida

Cuando atravesamos el valle, junto a la tímida corriente que era como su espina dorsal y cuando miramos a las alturas en torno a nosotros, las lecciones del profesor acuden a nuestro lado y nos acompañan, consabidos terceros. El universo peculiar de esos valles calizos de salida más oculta que su cabecera. Un lugar ameno, pero condenado, un mundo con paredes que sorprende en su concavidad inferior. "No lo llamemos cañón, llamémosle mortero" era su chiste, llegados a ese punto. El profesor y su universo peculiar. Gracias de sillarejo o de tapial. Patadas a piedras (convenientemente elegidas) que se deshacían como una bruma sólida y pulverulenta.

Juan Sin Landa, Recuerdos de Arnulfo Alirón, El pejesapo, Madrid, 2006.

No hay comentarios: