En la ciudad dibujar una línea y seguirla, que es como salir a la ventura que el camino nos regale. Si hace buen tiempo, como en este enero de perros que buscan sombras, perdemos la orientación y no sabemos dónde estamos en lo que a los meses se refiere. Y si la línea es larga, llegaremos a un barrio donde nunca hemos estado ni volveremos a estar. Porque es pura ficción, la sangre que está en las piernas, que le dicen al cerebro que estamos en un lugar verdadero. repetible.
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