viernes, mayo 18, 2007

Riego

El riego es un poder maravilloso en las mañanas que anuncian calores meridianos. Eso se dice el taumaturgo de la hidrodinámica y de la brillante impregnación de la tierra y la hierba como una invitación para el caracol despistado pero rutilante en su espiral inagotable como compresor sin pérdidas.
Por las juntas, las mangueras sí que dan lugar a discretas pérdidas de cuya venialidad no acabamos de dudar, como de un potlach de escasa virtud ecológica. Cuando la mañana comience a apretar, el día y el aire nos hablarán, más que de otros placeres o pseudo-trabajos, de la fisiología siempre traicionada del ocio, de la holganza à tout asservie

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