El frío se divide en esperado e inesperado o sorpresivo. Hay diferencias entre los autores acerca de cuál es más poderoso. Sobre este particular ha de apuntarse que, siendo los poderes del frío muy dependientes de la duración y continuidad de éste y recordando que una sorpresa -si se extiende o prolonga en el tiempo- deja de serlo, será mejor distinguirle dos poderes al frío: el poder de lo repentino y el poder de la repetida o duradera condición. Como en el pugilato, sus efectos gozan de la relación mutua de lo complementario y lo supersumativo.
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