Cuesta abajo el engaño se hace a los pies o por los pies, que comprueban con aprensión que no habían previsto tamaña aceleración, con el sufrimiento consiguiente para rodillas y tobillos. En cuanto a la segunda derivada, que decíamos ayer, se ha de hablar de una pendiente más suave porque, en caso contrario, nos puede estar esperando un notable tortazo.
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