sábado, abril 28, 2007

Las cuestas arriba

Para el corredor y para el caminante son, las más de las veces, un trampantojo que las suaviza, especialmente en el contre-jour de la tarde, marchando hacia el oeste como un Filípides menos cuarto.
Porque las cuestas arriba suelen ocultar su naturaleza jugando con las virtudes de la segunda derivada, esto es, reservándonos sorpresas para cuando ya las creemos vencidas, a contrarritmo pies y ojos.

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