Lunar. No de la Luna, sino que nos lleva a la Luna o a extrañas noches de asesinatos, venganzas, amenazas indeterminadas. En general, los adjetivos son de ida o de vuelta; a veces, de ida y vuelta. Es posible que instauren también un territorio nocturno, donde alaridos o brillos inefables amenicen la oscuridad y el temor a una muerte más o menos terrible. Donde la multitud de humanos disuelve a cada individuo según los sesgos del orientalismo más conspicuo.
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