Las palabrotas tienen algo de pellas de barro. Recibidas, son un golpe que, desde luego, atonta, pero de descansado gradiente del impulso, pues esa pella y la de la cara vienen a ser de similar elasticidad. Por eso la palabrota se distingue de la blasfemia y del insulto. La palabrota es un percherón decaído por generaciones que simula un trote al que no llega. Como Víctor Mature haciendo de eficiente guerrero, o de cualquier otra cosa.
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