viernes, noviembre 10, 2006

Ectoplasma

Los espacios abiertos no son propios para el ectoplasma o ectoplasmas. Cualquier paseante sabe esto, como lo sabes quienes dan en frecuentar los siempre e invariantemente llamados círculos espiritistas.
O quizá sea un mero efecto de la superficie, de la llanura que se estrecha desde la altura exigua de nuestros ojos, del leve ángulo que para todo procura la distancia.
Sin embargo, si se permite la metáfora despectiva, algo de ectoplasmas tienen los excursionistas domingueros que cuestionan la buena fe de nuestros propósitos eremitas, camaldulenses, la acedía inesperada de las tiendas canadienses.

Arnulfo Alirón, Orden: Marginalia, edición al cuidado de Teodora Trecet, Ediciones como Manzanas, Madrid, 1999.

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