La expresión tajante que nace del rigor y la exigencia de los noventa grados, que vienen de las operaciones del constructor o del agrimensor. Al prestigio del punto justo, se le añade la contundencia de la dicha expresión: de esa manera y no de las infinitas otras.
Es también una advertencia mientras flota vaga la imagen de una estructura que se desestabiliza: el cuadrilatero a quien sus diagonales le aseguran, si es el caso, la escuadra: la ortogonalidad garantizada por el aspa. Qué mundo éste.
Es también una advertencia mientras flota vaga la imagen de una estructura que se desestabiliza: el cuadrilatero a quien sus diagonales le aseguran, si es el caso, la escuadra: la ortogonalidad garantizada por el aspa. Qué mundo éste.
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