Cruzar un vado e ir clasificando los modos en que entramos y salimos de los garajes. Los vados aportan a las aceras su propia interioridad y crean su violabilidad según la irrupción del conductor desconsiderado.
En cuanto al ámbito inferior del garaje, no recordaremos sus virtudes escenográficas, tan concentradas y emblemáticas. Con sus columnas inesperadas pero puntuales, como el fantasma de un rey.
En cuanto al ámbito inferior del garaje, no recordaremos sus virtudes escenográficas, tan concentradas y emblemáticas. Con sus columnas inesperadas pero puntuales, como el fantasma de un rey.
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