jueves, marzo 27, 2008

Le temps perdu

Al oscurecer, las calles nos han demostrado ya que propendemos a la falta de trayectoria. Ni estamos ni estaremos. Corolario cuántico: dos o tres vasos de vino y nuestra energía rebasa y rebosa por las esquinas, tal que hace pongamos que veinticinco años. Naturalmente, acabamos hablando del contraataque de De Gaulle en Montcornet y de otros monumentos a la nada, no sin alguna detención en Carla Bruni. Somos como los blindados franceses: en todas las otras ocasiones, mal utilizados.

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