Trigo verde y bajo, ralo. Calor y nosotros al sol. Y no vemos a ningún perro. Ese trigo es como la nieve en algunas cimas: una pintura insuficiente y desolada. Miramos al cielo y es homogéneo. Como es contundente si se trata de no dejar resquicio. Hemos visto unos caballos detrás de una cerca. Y unas vacas bebiendo barro de un charco.
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