Como el gendarme que nos sorprendía tristes y reaccionarios, el semáforo emite su aviso con la gracia peculiar de un pájaro de cuello largo y alas insuficientes.
El semáforo que pita es también un fresno con una vaga propensión a la inestabilidad, con su primavera cada cuarenta y cinco segundos, con su fruto rojo que cuelga como otras extrañas frutas.
El semáforo que pita es también un fresno con una vaga propensión a la inestabilidad, con su primavera cada cuarenta y cinco segundos, con su fruto rojo que cuelga como otras extrañas frutas.
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