martes, octubre 30, 2007

Otoño

Los tristes y paradójicos leñadores municipales habían talado dos acacias y ahora estaban troceando su maleza horizontal. Otro operario había sido advertido de que un tocón había quedado demasiado alto y se aplicaba a la tarea de talarlo, arrodillado, la motosierra horizontal a pocos centímetros del suelo. El perseverante otoño contribuye a la ceremonia con su lluvia incesante, aunque benévola, sobre los árboles caídos.

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