A los lados del camino el estramonio se ha extendido como una hortaliza ladrona de cuerpos o de ultracuerpos. El paseo es, en buena consecuencia, una matinal de cine con sus diversas amenazas y terrores meridianos.
Al otro día, el paseante advierte otros terrenos ganados por la misteriosa aparición vegetal. Estamos rodeados. Y, a lo que parece, otra variedad liliputiense se ha especializado en otros terrenos. Una graja da la tabarra hasta que sale volando. Los robles amarillean desiguales. El estramonio agujerea la gravilla como una espada, o como una estaca. El Sol se retira.
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