Aquí los galgos atentos a cuando saltaba la liebre encamada y que no manifestaba ninguna Solidarisierung mit der Metaphysik im Augenblick ihres Falls, y más bien esperaba el ictus oculi de quien, montero de traílla sin saberlo, quería que sus galgos arasen en verso los aluviones del Sequero, pues la liebre miraba inmóvil a los ojos.
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