lunes, junio 18, 2007

Municiones

Elegir el terreno en las batallas campales es tarea en absoluto baladí. Hay que acarrear previamente las piedras si el suelo no las facilita. Con las palabras, pasa lo mismo. Acarrear palabras es factible, pero no siempre efectivo. Swift, se recordará, nos habló de los académicos que acarreaban las cosas mismas designadas o a designar. Si habían de contender acerca de objetos contudentes, la contienda podría sustituir los argumentos por parábolas más o menos tensas, los oídos por las sienes.

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