Viene la calor, no en su variante húmeda y thailandesa, sino en una seca, pesadamente ominosa. Me explico. Este calor solar y esta luz están hechos de sombras que nos recortan las horas centrales del día. El aire está lleno de volúmenes hirvientes, proféticos y amenazadores. Los pájaros agrietan el cielo para igualmente ominoso augurio.
1 comentario:
Bueno, también la calor trae sus buenos ratos al caer la tarde, las conversaciones que solo la calor permite en las plazas. O en las puertas de las casas.
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