miércoles, junio 20, 2007

Charcos

Por definición en lo oblicuo, donde uno se suele meter. Los charcos de esta tarde de junio nos encierran en una franja de apariencia cóncava. De los plátanos nos gotea el agua hermana de la que chapoteamo charco a charco.
Llueve como quiere, pero cómo nos gusta la lluvia ortogonal, la que nos descubre que se puede asociar con el calor o con los días de San Juan. O la que nos pudiera tocar allá por Santiago con los días del perro. Como nos toca la pedrea o nos golpea el pedrisco. El de todos los veranos, según famoso título de novela.

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