Junto a ellas, las piedras polisílabas, hallamos las pedradas melismáticas, que te sacuden como con recochineo, como con rebote sobre el agua, si bien en un peculiar continuo.
Las sílabas de las piedras polisílabas no son piedras. O tal vez sí, porque una piedra partida en dos o en tres, resulta en dos o tres piedras, cada uno con el mundo por delante, para ir rodando hasta hacerse polvo. Que allá en el lodo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario