Las nubes de marzo boxean como las liebres de marzo y se suceden en banderías que, si partimos de algún desánimo, nos inundan de llovizna o de chaparrones que escampan en un hasta luego que no podemos rechazar.
Las piedras luego brillan y anuncian el transcurrir de la tarde. El entretiempo es, a su escala, el entretiempo de la tarde, que es esta tarde, concreción que suelen tener las tardes, que no son iguales a las tardes, sino la misma tarde, la única, indiscernible (es una osadía poner este adjetivo en plural) como las gotas que han caído hace un rato.
Las piedras luego brillan y anuncian el transcurrir de la tarde. El entretiempo es, a su escala, el entretiempo de la tarde, que es esta tarde, concreción que suelen tener las tardes, que no son iguales a las tardes, sino la misma tarde, la única, indiscernible (es una osadía poner este adjetivo en plural) como las gotas que han caído hace un rato.
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