Los Obarenes en un día tan luminoso suavizan su propia historia, pero adquieren un variado cromatismo que hace pensar en otros tiempos o en estos mismos tiempos de desgaste y carcoma. El Sol puntea los coches de delante y deja a los montes lejanos en una rara combinación de brillo y mate. El reloj avanza como le indica la luz de esta tarde de marzo.
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