La playa artificial y sus brillos sospechosos, su arena molida y heteróclita. El disconforme mar, la pendiente repentina y casi siempre sorprendente. Las medusas, artificiales al parecer. El balón volea y la agilidad perdida. La eterna arena, contable y arquimediana. La filosofía, los mejillones. Monotonía de la ducha tras la mañana.
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